¿Por qué tantos muñecos en el cine de terror?

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Dolls (1987) Metro-Goldwyn-Mayer Studios Inc.

Chucky, Annabelle, Billy la marioneta de Saw, el payaso de Poltergeist… los muñecos macabros son una herramienta explotada de forma recurrente en la ficción de horror. ¿Qué tienen estos juguetes de plástico, porcelana y tela que nos provoca tanta inquietud? ¿Por qué el cine ha recurrido tantas veces a estos objetos de naturaleza tan inocente para causarnos pavor?

Automatonofobia/Pediofobia

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«Living Doll» – The Twilight Zone (1963)

La automatonofobia es el miedo a todo aquello que representa falsamente a un ser vivo. Esto incluye muñecas, muñecos de ventrilocuos y estatuas de cera, todos elementos reiterativos en el cine de horror. En el caso puntual de las muñecas, el término específico es pediofobia.

Los juguetes, elementos comunes en la vida de un niño, pueden ser el foco con el que una persona asocie un evento traumático de su infancia, lo que puede terminar en un miedo generalizado.

Con sus expresiones alegres y sus miradas vacías, los muñecos inquietan a muchas personas ya que son cuerpos antropomórficos pero que carecen de «alma». También el hecho de que muchas muñecas sean pálidas hace que el individuo las asocie a un cadáver, despertando el miedo a la muerte.

Lo siniestro

El psicoanalista Sigmund Freud definió «lo siniestro» como aquello que causa espanto, terror y angustia. Freud dice que las muñecas despiertan el sentimiento de lo siniestro ya que nos provocan la incertidumbre de que un objeto sin vida esté de alguna forma animado.

Muñecos poseídos reales

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A lo largo de los años han aparecido casos supuestamente reales de muñecos embrujados. Sin duda, uno de los más famosos es el caso de la muñeca Annabelle,  que inspiró El Conjuro y su precuela. En 1970, una jóven recibió la muñeca como regalo de su madre. Pronto, el juguete comenzó a moverse sólo por el apartamento y a dejar mensajes escritos. Ed y Lorraine Warren (conocidos demonólogos) investigaron el caso y llegaron a la conclusión de que el jueguete estaba poseído por un demonio.Robert_The_Doll_(5999680656)

Otro conocido caso es el del muñeco Robert, obsequiado al pequeño Eugene Otto en 1906 por una empleada de su familia que, aparentemente, practicaba magia negra. Los padres del niño lo oían jugar con el muñeco y escuchaban dos voces desde su habitación. Creían que era su hijo fingiendo, hasta que se dieron cuenta de que el muñeco estaba embrujado.

Hay algo realmente escalofriante en pensar que estos juguetes, objetos a los que les confiamos nuestros hijos, a los que permitimos dormir en nuestras camas, puedan esconder algo perverso. No es un misterio que el cine haya dado en el blanco cuando encontró en ellos una efectiva forma de ponernos la piel de gallina.

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